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Trastorno por aversión sexual, un problema de difícil solución

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El trastorno por aversión sexual o rechazo sexual persistente, se manifiesta por un repudio extremo hacia el sexo, evitando los contactos sexuales genitales con una pareja, produciendo en el individuo una serie de síntomas físicos como aumento en la frecuencia cardíaca, sudoración, tensión muscular, náuseas, mareos, desmayos, ansiedad, angustia, dificultades para respirar, entre otros.

Aunque este trastorno es poco frecuente, afecta principalmente a las mujeres.

Los orígenes de esta patología pueden hallarse en experiencias sexuales traumáticas (violaciones, abuso sexual), una educación rígida, conflictos dentro del núcleo familiar, problemas de identidad, orientación sexual, presiones por parte de la pareja para realizar actos sexuales no deseados, entre otros.

Tipos de trastorno por aversión sexual

Debemos distinguir entre aversión sexual y fobia sexual, aunque ambos trastornos se parecen en mucho, en la aversión sexual se manifiestan sentimientos de asco, disgusto o ansiedad ante cualquier conducta sexual. El individuo reacciona frente al estímulo con cierta intensidad, que depende del grado de la patología, que puede ir desde una ansiedad moderada hasta una ansiedad extrema.

La fobia sexual se caracteriza por el temor irracional y malestar psicológico extremo, que se presentan generalmente en personas con tendencia a las fobias y los miedos.

Las estrategias que estas personas adoptan son de escape, evitando todo tipo de situaciones que los exponga a cualquier conducta sexual.

Factores que inciden en el trastorno de aversión sexual

Todas las patologías sexuales contienen un factor psicológico que predispone o precipita dicha patología y que abarca un amplio espectro.

Entre los factores predisponentes se encuentran las experiencias sexuales traumáticas durante la infancia (incesto, violación, maltrato, abuso, etc.), educación moral de corte religioso estricto, problemas de relacionamiento con los padres y una mala información sexual.

Los factores que pueden desencadenar la disfunción, incluyen experiencias sexuales traumáticas, dispareunia (dolor durante el coito), problemas de pareja, depresión, ansiedad, cambios hormonales, edad, entre otros.

En la prolongación en el tiempo de este trastorno influyen factores coyunturales como problemas de comunicación en la pareja, falta de atracción, miedo a la intimidad, falta de estímulos eróticos, etc.

Tratamientos

El tratamiento del trastorno por aversión sexual requiere de encontrar y anular la causa subyacente al padecimiento, siempre que esto sea posible. De acuerdo al diagnóstico, el terapeuta recomendará una psicoterapia psicodinámica o conductual.

En los casos en que la causa se encuentre en la pareja, ambos miembros deben recibir terapia. Los casos de angustia se tratarán con antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la monoaminoxidasa, inhibidores de la recaptación de la serotonina o benzodiacepinas.

El tratamiento conductual incluye un contacto sistemático con la situación aversiva mediante una técnica de desensibilización sistemática, con ejercicios de focalización sensorial. También se utilizan técnicas de reestructuración cognitiva.


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